30 oct 2007

New era

Puestos a hacer cambios, mejor todo de golpe, así que hoy:
  • el nene y yo hemos firmado nuestro primer contrato juntos, hemos alquilado un piso nuevo, él dejara de vivir con colegas y yo de hacerlo sola
  • le he comunicado a mi jefe que me marcho a otro despacho
  • falta un día menos para que el nene empiece otra vez a currar para una gran empresa.
Se acabó ser autónoma, se acabó no tener secretaria, se acabó llevar todo tema que llegue al despacho por mucho que no tengamos ni idea, se acabó mentir dicendo que somos doce cuando somos una y medio, en fin, trabajar sí, pero con medios.

Empieza una etapa muy dura, de mudanza y estrés, pero la mejora va ser enorme.

16 oct 2007

Sincronicidad

El domingo pasado el programa de Cuatro "Cuarto Milenio" dedicó uno de sus espacios a este tema. Muy resumidamente, la sincronicidad se refiere a coincidencias y conexiones espacio temporales que yo, ignorante total de las teorías de Jung y Pauli, siempre había llamado "gran casualidad".

De los casos que contaron me impactó especialmente el del hombre que iba en autobús y pasó sin quererlo por delante de la casa de un amor de infancia. Bajó, fue a saludarla y la salvó de morir asfixiada por el gas, se estaba intentando suicidar.

Desde que me he enterado y me fijo, acumulo casos de sincronicidad. No son tan espectaculares, pero tienen su qué.

A nivel personal, voy a encontronazo con persona que hace mucho que no ves por día, más varias situaciones de emails cruzados con amigas en el mismo instante, y lo más espectacular, despertarme creyendo que habían llamado al timbre y abrir la puerta justo cunado el nene la abría con la llave.

Hasta veo casos en las noticias: "se divorcian tras descubrir que eran la misma pareja en la vida real y en la red"

Voy a concentrarme en pensar sólo cosas maravillosas, a ver si cuela.

15 oct 2007

¡Huyan despavoridos!

La gente que comparte conmigo el transporte público está pasando una mala racha.

La semana pasada, una ancianita que iba en el autobús, en su silla de ruedas sin atar, al primer frenazo, batió su propio record de vuelo sin motor ni paracaidas, y se estampó contra el suelo, mientras su silla,con ganas de aventura, se incrustaba en las espinillas de los viajeros cercanos.
Hoy, cuando iba a comer a casa, el chico que subía a mi lado las escaleras del metro, no ha calculado bien, y se ha dejado los dientes en uno de los escalones.
A la vuelta de comer, un señor que no tenía buen color ni olor, se ha desplomado, desmayado, a mis pies.
Si la cosa sigue así, publicaré en el blog un horario detallado de mis ideas y venidas, para que quien pueda, evite el trompazo.