18 dic 2006

Aquellas pequeñas cosas


Sigo con mi lucha doméstica: la caldera, la immobiliaria y el servicio técnico me atacan, y yo me defiendo lo mejor que puedo.

Debe ser la Navidad, gran época donde las haya, o la combinación de estrés e histerismo previos a fin de año en el despacho, o que gente a la que quiero está pasándolo mal, pero estoy sensible. Tanto, que hace un momento, cuando he conseguido que el agua caliente saliera del grifo, me he hechado a llorar como una blondie cualquiera.

Hay a quien le hace falta irse a dormir a Montserrat sin tienda ni nada para apreciar lo que tiene. Yo con una caminata amenizada con una charla terapeútica y un muaks esperando en la ventana del messenger, tengo más que suficiente.


1 Comments:

Blogger la gata said...

Lo que daría por tener agua caliente también. Seguramente también caeriía una lagrimilla.
No hay nada para apreciar lo que uno tiene como perderlo.
Aunque situaciones más extremas te hacen plantear la vida de otra manera. Me pasó este verano al ver personas que no tenían nada y eran felices.
Esas caminatas son lo mejor. Y que decir de un "choriqueso" a medias! Sienta de vicio.

20/12/06, 10:42  

Publicar un comentario

<< Home