29 ene 2007

Roma II

Cosas de las que me he dado cuenta:
  1. No estoy en forma. Para subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro hay que superar una gimcama que combina 320 escalones de varios tipos: escaleras-rampa, escaleras de caracol, escaleras de techo bajo e inclinado y como colofon unos miniescalones metálicos tan inclinados que cuentan con una cuerda para ayudarte a digamos treparlos. De acuerdo que a todo el mundo le costaba, pero a mi los pulmones y la traquea me quemaban, las piernas me dolían y la cabeza me daba vueltas. Llegué a pensar que lo de la inclinación del techo era una alucinación y que habría que llamar a urgencias o a un cura (como había tantos).
  2. La vida del turista es muy dura. Te levantas pronto, caminas, en las tiendas te timan, en los restaurantes te clavan (7 eurazos una cerveza, 7 eurazos un cucurucho de helado), en los museos y monumentos te atracan, sigues caminando y cuando consigues llegar al hotel te duele todo el cuerpo.
  3. Confirmado: los chinos dominarán el mundo. Roma, como toda Europa, está llena de inmigrantes que se ganan la vida como pueden: los africanos venden bolsos en mantas, los pakistaníes paraguas a pie de calle, los musulmanes de todo en todas partes. Los chinos están a otro nivel, ellos montan negocios: restaurantes, tiendas de ropa, zapaterías, joyerias, supermercados, tiendas de souvenirs.
  4. El hombre italiano: diferente y a la caza. Va repeinado, lleva grandes gafas de sol, ropa conjuntada, zapatos de ensueño y ataca a toda mujer que entre en su campo visual. Ejemplo: conversación de un grupo de chicos adolescentes en el vuelo Roma-Barcelona: tipos de españolas, lugares donde ligar con españolas, , maneras de ligar con españolas, estadísticas de resultados de ligoteo, y variaciones sobre los mismo.
  5. Gran contradicción: enormes cantidades de comida y tipazos espectaculares. Roma está llena de comida: furgonetas de helados, bocadillos, pizzas, frutas, chucherías; cafeterías-pastelerías (nunca había visto tantos pasteles), heladerías, bares, restaurantes, "tavola calda". En las cartas hay antipasti, primer plato, segundo plato y postre. Las cantidades que te sirven son descomunales: la pizza no cabe en el plato y la pasta forma una montaña. Después sales a la calle y ves hombres y mujeres delgados, los únicos con sobrepeso, los guiris. Vamos, que va a ser eso, que solo se atiborran los guiris.

4 Comments:

Blogger la gata said...

Jajajaja.
1. Tengo invitaciones para ir al dir cuando quieras, ya lo sabes.
2. Cierto. Pero lo bien que sienta llegar destrozada a la habitación con la retina saturada de imágenes geniales.
3. Cómo vas de "mandarín"?
4. Los pobres tienen mitificadas a las españolas porque no son tan difíciles como las italianas, según ellos claro (te lo dice "la mujer difícil"). Es que se cuidan mucho, es un gustazo. VIVAN LOS ITALIANOS!
5. Jajajaj, claro que comen pero se cuidan muchísimo. Ir al gimnasio no es una opción, es un pre-requisito y las operaciones de estética son necesarias (aunque la genética ayuda).

30/1/07, 18:56  
Blogger blondie said...

Jijijijiji.
Ya sabes que me encanta aceptar invitaciones, pero las del dir, no hay manera.
Para ir practicando, ya hay varios "induses" y unos "singapureños" que me tocan los webs en el despacho

30/1/07, 20:17  
Blogger Unknown said...

Lo que más mola de viajar es quejarse del sitio donde vamos... y seguir viajando.

2/2/07, 13:46  
Anonymous Anónimo said...

Yo no pienso viajar hasta que pueda timar a los timadores sin que me llamen timador.

4/2/07, 21:05  

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