27 oct 2008

¿Por qué sólo a tortas?

A pesar de la edad, sigo necesitando pegarme una auténtica torta, de las de película, para darme cuenta de algunas cosas. Aunque me avisen, yo necesito pegármela para ver el error.

Estos días he estado a punto de perder lo que más quiero por no ver más allá de mis narices incluso con las gafas puestas.

Y no va a volver a pasar.

11 oct 2008

De compras con mami

Siempre que necesito comprar un conjunto para ir de evento o trajes para ir de working girl, me acompaña mi madre. Antes porque mi escasez económica la obligaba a venir en formato tarjeta visa y sufragar los costes. Ahora porque seis ojos (los de una madre valen doble) ven más que dos y sinceramente, porque es una excusa genial para pasar el día juntas.

Además de conseguir esa felicidad que una buena compra proporciona (sí, es puntual y superficial, lo sé, pero viva el subidón) nos lo pasamos en grande. Ella se ríe de mi descaradamente cuando una pieza me queda fatal (a veces me hace probar algunas sólo para descojonarse), acaba encontrando taras en todo lo que me gusta, va intentado que me quede las piezas que quiere y hace comentarios sobre mi ropa interior lo suficientemente altos como para que al salir del probador la gente de la tienda se me quede mirando fijamente. Y yo tengo la mejor shopper assistant que se puede encontrar: nunca se queja aunque estemos horas probando una misma pieza en varios colores y tallas, se patea la tienda las veces que haga falta y siempre cae algún regalo.

Cuando llego a casa con un sonrisón, no es por las bolsas que llevo, es por los recuerdos que voy atesorando.