Roma II
Cosas de las que me he dado cuenta:
- No estoy en forma. Para subir a la cúpula de la Basílica de San Pedro hay que superar una gimcama que combina 320 escalones de varios tipos: escaleras-rampa, escaleras de caracol, escaleras de techo bajo e inclinado y como colofon unos miniescalones metálicos tan inclinados que cuentan con una cuerda para ayudarte a digamos treparlos. De acuerdo que a todo el mundo le costaba, pero a mi los pulmones y la traquea me quemaban, las piernas me dolían y la cabeza me daba vueltas. Llegué a pensar que lo de la inclinación del techo era una alucinación y que habría que llamar a urgencias o a un cura (como había tantos).
- La vida del turista es muy dura. Te levantas pronto, caminas, en las tiendas te timan, en los restaurantes te clavan (7 eurazos una cerveza, 7 eurazos un cucurucho de helado), en los museos y monumentos te atracan, sigues caminando y cuando consigues llegar al hotel te duele todo el cuerpo.
- Confirmado: los chinos dominarán el mundo. Roma, como toda Europa, está llena de inmigrantes que se ganan la vida como pueden: los africanos venden bolsos en mantas, los pakistaníes paraguas a pie de calle, los musulmanes de todo en todas partes. Los chinos están a otro nivel, ellos montan negocios: restaurantes, tiendas de ropa, zapaterías, joyerias, supermercados, tiendas de souvenirs.
- El hombre italiano: diferente y a la caza. Va repeinado, lleva grandes gafas de sol, ropa conjuntada, zapatos de ensueño y ataca a toda mujer que entre en su campo visual. Ejemplo: conversación de un grupo de chicos adolescentes en el vuelo Roma-Barcelona: tipos de españolas, lugares donde ligar con españolas, , maneras de ligar con españolas, estadísticas de resultados de ligoteo, y variaciones sobre los mismo.
- Gran contradicción: enormes cantidades de comida y tipazos espectaculares. Roma está llena de comida: furgonetas de helados, bocadillos, pizzas, frutas, chucherías; cafeterías-pastelerías (nunca había visto tantos pasteles), heladerías, bares, restaurantes, "tavola calda". En las cartas hay antipasti, primer plato, segundo plato y postre. Las cantidades que te sirven son descomunales: la pizza no cabe en el plato y la pasta forma una montaña. Después sales a la calle y ves hombres y mujeres delgados, los únicos con sobrepeso, los guiris. Vamos, que va a ser eso, que solo se atiborran los guiris.