29 mar 2007

Han vuelto

Mis clientes más queridos vuelven a la carga.

Llaman. Para variar es superurgente. No comprendren como el Registro Mercantil tarda "tanto" en inscribir su sociedad ni como no les llamo para explicárselo. Les pido un minuto para consultar su file y saber así el día exacto que la presentamos. Oigo que se sorprenden: "Es increíble, tendría que saberlo de memoria". El estupor me impide contestarles como se merecen. Paso a explicarles que la presentamos el 13 y que el Registro tiene un plazo de 15 días que puede excepcionalmente pero sin justificación ampliar a 30. Como estamos a 29, están dentro de plazo. Y ya rizan el rizo: "Pero por qué presentaste la nuestra por la vía de excepción si sabes que la necesitemos (sí, con e) urgente!!". Sigo estupefacta: ya no sé qué decir, diga lo que diga me van a malinterpretar; yo pienso que hablo con personas y son dos prepotentes egocéntricos y obtusos. Desisto. Me invento que llamaré cada día y les enviaré un mail a continuación hasta que consiga que la inscriban. Se calman y para mi desgracia me informan de que cuando encuentren oficinas me pasaran el contrato de alquiler para que lo revise.

Pero por qué no cambian de abogado, si soy una incompetente!!!!!!

26 mar 2007

Consecuencias de un apretón

(No lo parece, pero es verídico, la realidad supera nuestra imaginación)

JUICIO DE FALTAS.

  • Recurso de apelación, presentado por el propio condenado.
No estoy de acuerdo con la sentencia, porque de haberme presentaod a la hora citada, la sentencia podría ser otra.
El motivo por el cual llegué 10 minutos tarde, es que justo cuando decidí salir de casa para presentarme a la citación, me entraron ganas de cagar y no podía aguantarme.

  • Sentencia, dictada por la Audiencia Provincial

FUNDAMENTOS DE DERECHO.

PRIMERO: Se alza la parte recurrente frente a la resolución de la instancia sobre la base de un singular motivo, cual es el de que llegó 10 minutos tarde al acto del juicio, lo que impidió su comparecencia, porque cuando decidió salir de casa para presentarse a la citación le entraron ganas dde cagar y no pudo aguantarse. Simple y llanamente así.

Sin duda alguna, en la tesitura de escoger entre una y otra deposición, una, por evacuación del vientre, otra, por manifestación ante el Juez como acusado, cualquier presona habría de optar por la primera por los graves apremios que supone el caso de no ser satisfecha esa necesidad fisiológica, siendo poco higiéncia la presentación ante un Tribunal en otras condiciones que no sean las de un completo descargo. Precisamente el recurrente sostiene que por hace runa cosa no pudo hacer la otra, lo que le supuso la inasistencia al acto del plenario y la condena, por atender el juzgador a una sola de las versiones, la del contrario. Sin embargo, pese a lo expuesto con anterioridad, no podemos acceder a lo que se nos solicita porque la parte ni demuestra la existencia del sorpresivo apretón que refiere, ni acredita que, cuando después de sofocar sus presurosas consecuencias, acudió inmediatamente al acto dle juicio, éste ya había concluido.

Mucho nos tememos que la que el recurrente llama causa de su inasistencia, no sea sino una forma de burlarse de la administración de justicia que le ha condenado, que si bien admitimos con sentido del humor, desdeñamos como motivo de apelación.

SEGUNDO: No existiendo costas en la apelación de la presente causa, resulta ocioso pronunciarse sobre las mismas.

21 mar 2007

Momentos de un día cualquiera

  • Momento espantá.

El cliente citado a las 11 se presenta las 10'30 convencido que habíamso quedado a esa hora. Cuando el bequi en funciones de secre le informa de que no llegaremos hasta las 11, se marcha corriendo sin que le puedan detener dicendo que imposible porque a las 11'30 tiene que estar en Sant Joan (si es la calle que está aquí al lado aún pero si es cualquier d elos muchos pueblos que empiezan por Sant Joan no ha llegado). Todavía no ha contestado el mensaje que le he dejado en el contestador.

  • Momento agonía

Mi jefe está en casa con gripe (tos, mucosidad, y esas cosas). Tenemos varias urgencias. Sé que si le llamo se cabreará y si no también. Decido que puestos a que se cabree, de paso le torturo un poco. Respuesta sólo oir mi hola: "Por favor, que me estoy muriendo, no me llames más, te lo suplico".

  • Momento ladronzuela

He ido al quiosco a comprar El Jueves (por si os interesa es un extra, regalan unas gafas de sol o unos calzoncillos de Corbacho). Me he llevado la revista, mi bolso, y la bolsa con la compra de una ancianita. Me he dado cuenta a los cinco minutos y varias calles. He vuelto hasta el quiosco, avergonzada pero dispuesta a reparar mi honor. La yaya y la quiosquera por suerte seguían de cháchara y no se habían dado cuenta.

PD: Aunque son horribles he cogido los calzoncillos. Son un regalo por el momento fresas.

13 mar 2007

Hulka en Madrid

Mi trabajo, esa gran fuente de inspiración para este blog, me ha llevado dos días a Madrid. Como mucha gente, no he ido nunca a la capital por ocio, siempre voy por obligación. Normalmente me escapo a visitar algún museo o monumento, pero esta vez no he conseguido ni ver la T4, me he tenido que conformar con el viejo Barajas. Es lo que tiene viajar con el jefe y con un senior del despacho con el que nos vamos a fusionar.
A pesar de la tensión, las reuniones inacabables y tener que levantarme a las 6'30, ha habido momentos estelares y de descojone:
  • Atocha, 8 de la mañana. Tres personas supestamente inteligentes son incapaces de encontrar la vía en la que para el cercanías que les ha de llevar a un polígono industrial en ColladoVillalba, Villalba a secas para Renfe. A las 8'20 la desesperación hace mella en nosotros, porque no hemos sabido encontrar ni el de las 8'01 ni el de las 8'16. El siguiente es a y 31. Mi jefe decidido se encamina hacia las taquillas y coge las escaleras mecánicas para subir. En esas, que nos damos cuenta de que la vía buena es la 2 y le llamamos. En lugar de esperarse a subir y coger las de bajada, decide intentar ir contracorriente. Resultado: se esmorra en las escaleras, el maletín se le cae y se rompe; se levanta muy digno y hace ver que nada ha pasado. Todavía hoy escribiendo este post lloro del descojone que me entra.
  • Polígono industrial en Villalba. Sala de reuniones (una mesa con sillas en una nave). Nuestros clientes son dos italianos recién salidos de Ibiza y de una tienda fashion, que llaman a mi jefe Michael Douglas porque dicen que se le parece. Los contrarios, dos pijos madrileños que acaban la reunión diciendo que no quieren llegar tarde a jugar al paddle.

Y momentos en los que he estado a punto de asesinar:

  • A una guardia civil en el aeropuerto. Mi aspecto sospechoso la lleva a cachearme amablemente después de dejarme sin zapatos, reloj, anillos, pendientes ni chaqueta del traje.
  • A varios taxistas madrileños. Siempre nos tocan o los raros que huelen mal o los locos que arreglan el mundo o los que dirigen un emporio de bares por el movil.
  • A mi jefe. Después de dos días de ser profesional, puntual, amable, ocurrente, servicial, etc, etc, a mi jefe sólo se le ocurre agasajarme con la siguiente frase: "Ya sabes que no me gusta que masques chicle, y encima lo has hecho delante de JM, no podemos dar esta mala imagen".

Ah, y se confirma que las mujeres, por mucho que vayamos como abogadas, seguimos siendo floreros.